¿Cómo mejorar el rendimiento y la calidad de las plantaciones de pino en Galicia?. Esa es la cuestión que buscan responder una serie de plantaciones de ensayo iniciadas en el 2016 por el Centro de Investigación Forestal de Lourizán, en colaboración con la empresa Finsa.
Después de tres años de mediciones, el equipo de investigación del Centro llegó a unas primeras conclusiones sobre factores a tener en cuenta para mejorar el éxito de las plantaciones de coníferas, tanto de pino del país (‘Pinus pinaster’) como de pino insigne (‘Pinus radiata’). La investigadora Eva Prada expuso los resultados que se alcanzaron hasta el momento en una jornada organizada por el CIF, que incluyó una visita a una de las plantaciones experimentales de ‘Pinus pinaster’ en Frades. Otras parcelas de ensayo del proyecto se ubican en Begonte, Dozón, Santiago y Negreira.
1) El abonado mejora hasta en un 148% el crecimiento de la planta a los tres años
Los ensayos testaron 64 tratamientos de abonado NPK con distintos porcentajes de nitrógeno, fósforo y potasio. Una primera conclusión es que el abonado con nitrógeno perjudica a las plantaciones de pino del país, pues reduce la supervivencia de las plantas y no mejora el crecimiento de las que quedan. Cuanto más nitrógeno, además, mayor mortandad.
Las fertilizaciones que se mostraron más efectivas fueron las que se hicieron con 0-20-20 (20 de fósforo y 20 de potasio), que obtuvo el mejor resultado en el segundo año, y con 0-40-40 (40 de fósforo y 60 de potasio), que en el tercer año se demostró superior, al mantener importantes crecimientos que ya no se lograban con el 0-20-20.
Al final del tercer año, las plantas testigo, sin abono, consiguieron un promedio de 1,51 metros, en tanto que las abonadas con 0-40-60 llegaron a 2,20 metros y las fertilizadas con 0-20-20 a 2,05 metros.
En pino insigne, en cambio, la fertilización nitrogenada tuvo un menor impacto en la mortandad de las plantas. En un ensayo realizado en Dozón, los mejores tratamientos se demostraron el 20-20-40, que obtuvo un crecimiento de 68 centímetros por año y un 94% de supervivencia, y el 20-40-60, que llegó a 78 centímetros al año, con un 81% de supervivencia. La altura conseguida por este último tratamiento es un 148% superior al de la planta testigo, sin abonado, que se quedó en 31 centímetros al año.
El Centro de Investigación Forestal de Lourizán continuará haciendo mediciones en los próximos años para constatar la evolución de los ensayos y la duración del efecto del abonado. De cara al futuro, los investigadores consideran que lo ideal sería tener capacidad para desarrollar una aplicación que ofrezca recomendaciones de abonado de las plantaciones en función de factores como lluvias, temperaturas, ubicación y tipo de suelo de la parcela.
2) Preparación del suelo
Una segunda cuestion que se está probando en los ensayos es el sistema de preparación del suelo, bien con un ahoyado manual, bien practicando un subsolado lineal, en la línea de plantación, o cruzado (en la línea de plantación y perpendicular a la misma). Como era de esperar, el subsolado está dando mejores resultados, con crecimientos que en el tercer año son en torno a un 11-13% superiores al ahoyado manual. Conviene tener en cuenta también que no hay grandes diferencias entre el subsolado cruzado (más costoso) y el lineal, por lo que este último puede ser suficiente.
La preparación de los terrenos en los campos de ensayo incluyó tras el subsolado un fresado de la tierra para preparar la casilla de plantación, que es una práctica que no es habitual en el monte, dados los costos adicionales que representa.
3) Elección del material forestal
Los ensayos están comparando también planta de etiqueta azul (material controlado), procedente de un huertosemillero del programa de mejora genética de Lourizán, con planta de etiqueta amarilla (material identificado), sin mejora genética. Tras tres años de crecimiento, la planta mejorada logró en Frades una mayor ganancia de altura de entre el 18 y el 26% en comparación con las plantas identificadas.
Entre las plantas identificadas, se encontraron también diferencias, pues las procedentes de la Galicia interior funcionaron peor en Frades que las de Galicia Costa, probablemente más adaptadas al clima atlántico que caracteriza a la zona.
Los estudios sobre el material forestal abordaron por el momento sólo la altitud conseguida, pero es de esperar que en próximos años se manifiesten otras mejoras en las plantas procedentes de mejora genética, pues deberían ser más rectas, obtener más volumen y presentar menos nudos.
El material controlado de Lourizán está ya a disposición de los viveros gallegos, que están iniciando su comercialización, y se espera que en los próximos años el Centro de Investigación continúe con la mejora de los pinos, en especial en lo tendente a lograr plantas resistentes al nematodo del pino, una plaga que ya afecta al sur de Pontevedra.